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su color y olor al pasado, 
pero con vivencias del presente

Napoli, Naples o Nápoles, desde cualquier idioma que se le mire, viajar a ese destino en Italia es como volver a nuestros libros de Historia Universal y comenzar a escudriñar lo que aprendimos en ese entonces. Y es que cada rincón y espacio tiene olor al pasado, y donde todo es intenso en esta capital del sur. El calor humano y genuino del napolitano orgulloso de mostrar su ciudad – su magestuoso Volcán Vesubio que se divisa desde diversos ángulos, Pompeya o Pompeii, el próspero pueblo de pescadores que quedó sepultado por las capas de cenizas del volcán, y donde quedaron enterrados negocios, edificios y casas privadas, sus monumentos, museos, ruinas, cultura, y su arte culinario. La ciudad donde nació la pizza, donde la mozzarella casi se te deshace en la boca, así como el inigualable sabor de su aceituna en su estado original y por supuesto, su rico vino, su café cremoso, los helados y esos dulces de sabor y variedad únicos.
Con esa pequeña introducción, deseo compartir con ustedes en imágenes el aprendizaje y lo educativo que puede significar un viaje más allá de nuestras fronteras, a un destino con un estilo de vida más pausado, alejado de lo cotidiano nuestro, forma de vida, costumbres y las comodidades que tenemos acá en América, como ellos mismos la llaman..
Este pasado agosto, nuestro periódico empacó y se fué a Nápoles en un merecido descanso (aunque con extensas caminatas saludables) y regalo a mis 20 años de publicación en Broward. No me motivó mucho el calor de la temporada, tampoco la turbulencia de pasajeros al viajar en verano, pero sí la ciudad, sus encantos, y el encuentro de nuevo con amistades de tantos años desde mi natal Venezuela, en especial, la Isla de Margarita. Reconforta saber que tienes veteranos guías y te sientes seguro de transitar con ellos por las calles recomendadas. 

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Pero independientemente, se respira tranquilidad y un ambiente muy familiar que se ve en una Nápoles congestionada y ruidosa, a pesar de que muchos nativos estaban de vacaciones, asi como algunos negocios. La gente se toma el tiempo para vivir, disfrutar de su tradicional aperitivo, su cafecito en las tardes, y de largas conversaciones con el típico gesto en sus manos. En fin, viven, son auténticos en su forma de vestir, comer y actuar.
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