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FLORIDA

Por Karina Guzmán

Neuroarquitectura y Feng Shui

Cuando tu casa te sana (Parte II)

 

En esta serie de artículos he querido explorar las diferencias y semejanzas entre el Feng Shui y otras disciplinas que, desde enfoques más científicos, también estudian cómo el entorno influye en nuestro bienestar. Lo fascinante es que muchos de los principios que el Feng Shui propone desde hace milenios—como la importancia de la luz, el orden, la forma y la energía del espacio—hoy están siendo validados por la neurociencia, la psicología ambiental y el diseño emocional. Es como si la sabiduría ancestral hubiera anticipado lo que la ciencia apenas comienza a medir.

 

En el artículo anterior hablamos de cómo la Psicología Ambiental y el Feng Shui presentan un enfoque integrador para transformar nuestros hogares en lugares de sanación. Hoy, damos un paso más: exploramos la Neuroarquitectura, una disciplina que no solo observa cómo nos sentimos en un espacio, sino cómo ese espacio modifica la actividad de nuestro cerebro.

¿Dónde nació la Neuroarquitectura?

Es difícil encontrar un momento específico en el tiempo donde se inició la práctica de esta ciencia. Desde los inicios de la psicología ambiental en los años 60’s en adelante, se han venido usando cada vez más los principios de cómo los ambientes y entornos afectan al ser humano. En los años 80’s se investigó y demostró que la vista de una hermosa escena en un hospital puede acelerar la recuperación de pacientes; luego en los 90’s los neurocientíficos Fred Gage y Peter Eriksson demostraron que el cerebro adulto puede generar nuevas neuronas con entornos estimulantes lo cual fue un paso fundamental para el establecimiento de la Neuroarquitectura. En el año 2003, fue fundado en la Universidad de California, San Diego el Instituto de Neurociencia y Arquitectura (ANFA, por sus siglas en inglés). Su objetivo era claro: unir arquitectos y neurocientíficos para estudiar cómo los entornos físicos afectan el comportamiento, la emoción y la cognición humana.

¿Cómo ha evolucionado esta práctica en los últimos años?

Hoy, la Neuroarquitectura se aplica en proyectos de alto impacto social: hospitales que reducen el estrés preoperatorio, cárceles que promueven la rehabilitación, escuelas que estimulan la creatividad, viviendas que mejoran la salud mental. Se han desarrollado métricas para evaluar el “impacto neurológico” de un espacio, y se utilizan tecnologías como escáneres cerebrales, estudios de cortisol y análisis de ondas alfa para medir cómo el entorno modifica la actividad cerebral.

Arquitectos como Renzo Piano, Bjarke Ingels y estudios de arquitectura importantes como Gensler ya integran estos principios en sus diseños. En Latinoamérica, iniciativas como Arquitectura para la Felicidad y proyectos de Vivienda Emocional en Colombia y México están explorando cómo el diseño puede sanar heridas sociales.

Sabiduría milenaria, mirada moderna

Lo que durante siglos fue intuición, hoy se convierte en evidencia. El Feng Shui hablaba de energía. La Neuroarquitectura habla de estímulos, percepción y memoria espacial. Dos lenguajes distintos que, al encontrarse, revelan lo mismo: que el espacio que habitamos también nos habita.

Ambas disciplinas coinciden en principios esenciales:

  • La luz natural regula el estado de ánimo y el sueño.

  • Las formas curvas generan calma y conexión emocional.

  • Los materiales nobles activan sensaciones de seguridad y pertenencia.

  • El orden visual reduce la sobrecarga cognitiva.

  • La conexión con la naturaleza restaura la atención y equilibra el sistema nervioso.

  • El uso de los colores y diseños atractivos puede influir en el estado de ánimo de las personas.

 

Tips prácticos para aplicar la Neuroarquitectura en casa

Aquí te comparto algunas acciones simples que puedes implementar hoy mismo para transformar tu hogar en un espacio que te apoye:

  • Cambia la luz blanca por luz cálida en zonas de descanso.

  • Agrega una planta viva cerca de tu zona de trabajo.

  • Suaviza esquinas afiladas con textiles o elementos curvos.

  • Usa espejos o colores claros para abrir visualmente espacios pequeños.

  • Crea un rincón de pausa con una silla cómoda, una vela y una manta.

  • Elimina el desorden visual en zonas donde necesitas claridad mental.

 

Estas pequeñas acciones son lo que podríamos llamar micro-transformaciones: gestos mínimos pero intencionados que modifican tu relación con el espacio. No requieren grandes obras ni inversiones, pero sí conciencia. Y cuando se hacen con propósito, pueden activar lo que la Neuroarquitectura llama control percibido: la sensación de que puedes influir en tu entorno. Eso, científicamente, reduce el estrés y mejora tu bienestar.

La Neuroarquitectura nos enseña que el espacio no solo se habita: se siente y lo podemos programar para mejorar nuestro funcionamiento cognitivo. El Feng Shui nos recuerda que cada rincón tiene energía y alma. Cuando ambas miradas se entrelazan, el hogar deja de ser un escenario y se convierte en un aliado silencioso de tu bienestar. Un lugar que te acompaña, te sostiene y te estimula cuando lo necesites.

En nuestro próximo artículo de Transforma tu Hogar, exploraremos cómo las constelaciones familiares revelan las memorias invisibles que también habitan nuestros espacios. Así como el Feng Shui y la Neuroarquitectura nos enseñan a leer la energía y el impacto emocional del entorno, las constelaciones nos invitan a mirar lo que no se ve: vínculos, lealtades y patrones que se reflejan en la forma en que habitamos. Al reordenar lo físico, quizás también podamos reacomodar lo emocional. Y así, devolverle al hogar su capacidad de sostenernos en cada etapa de nuestra evolución.

 

Karina Guzmán

Periodista y Consultora de Feng Shui aplicado al Diseño de Interiores

 

Créditos de las fotos:

Photo by Hoang Huy on Unsplash 

Photo by Marek Mucha on Unsplash 

Photo by Di on Unsplash 

 
 
 
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