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POLÍTICA

Por Luis Miranda

En qué consiste el síndrome de Dunning-Kruger

El síndrome de Dunning-Kruger afecta ciertas personalidades disfuncionales y consiste en la tendencia de algunas personas con baja habilidad o ineptitud para realizar ciertas tareas en una o varias áreas de la actividad humana. Quienes sufren de este síndrome hacen evaluaciones positivas demasiado exageradas sobre sus propias aptitudes, se sobrevaloran y además son incapaces de reconocer las habilidades de los demás; se creen mucho más competentes que el resto del mundo cuando en realidad no lo son. Es una falencia muy grave que implica un sesgo cognitivo grave y una falla de la personalidad.

Las consecuencias de este síndrome son muy graves cuando los afectados por este,  logran posicionarse en puestos ejecutivos o de mucha responsabilidad, porque causan graves alteraciones en las vidas de sus subalternos y de todos aquellos que dependen de sus acciones o funciones.

Cuando un individuo con tales características logra asumir posiciones de poder y además presenta muchos otros síntomas de desequilibrios emocionales y mentales, es muy difícil predecir cuánto daño pueden causar, ya sea en una empresa o peor aún en una posición de poder político.

Vienen a mi mente estas reflexiones cuando observamos lo que  está sucediendo en pleno siglo XXI . Hay una famosa cita que está inscrita a la entrada del campo de exterminio nazi de Auschwitz, pronunciada por un filosofo estadounidense nacido en España: George Santayana y reza: "Quien no conoce la historia, está condenado a repetirla".

Desafortunadamente hay una gravísima falencia educativa en el dominio de la historia en los pensums escolares del mundo actual. 

Un ejemplo de estas fallas se evidencia en la agenda educativa del gobernador de Santis, quien a través de leyes traídas de los cabellos; pretende esconder verdades históricas que han marcado la sociedad estadounidense. 

La prohibición de libros y la persecución a bibliotecarios y maestros quiere ocultar la infame historia del esclavismo, el racismo, la xenofobia y la discriminación que han marcado más de 200 años de historia. Que las nuevas generaciones no sepan quien fue "Grandma Moses", Roberto Clemente o Celia Cruz, para mencionar solo algunos personajes vetados por su firma.

La verdad es que si no conocemos nuestro pasado, no podemos entender nuestro presente y mucho menos prospectar nuestro futuro.

No conocer la historia es ser ignorante. La historia implica tener una idea general de cómo ha evolucionado la humanidad desde muchos puntos de vista y desde diferentes campos del conocimiento que incluyen los avances científicos, las revoluciones tecnológicas y científicas, los avances médicos, la aviación y la navegación. en fin, la literatura y las creencias religiosas y sus efectos sociales, económicos y políticos. 

Estamos en pleno siglo XXI. En los años 70 y 80, del siglo pasado, cuando yo atendía la secundaria y mis primeros años universitarios, veíamos las guerras mundiales como algo del pasado, superado por la inteligencia humana, recuerdo aún a un profesor, lector de Herman Hesse y de Erich Fromm, que nos explicaba ‘El arte de amar’ y agregaba que para el año 2.000, el mundo habría evolucionado a un estadio en el que hablaríamos de las generaciones de la paz, es decir, de una humanidad que construiría un mundo donde las guerras, como la primera y la segunda, serían solo un mal recuerdo.

Conocer la historia conlleva un proceso educativo y una condición ética e intelectual que se denomina humanismo. Ignorancia es la ausencia de conocimientos de historia y de esa condición.

Pues bien, entendido esto nos lleva a la conclusión de que las extremas derechas carecen totalmente de conceptos elementales, de conocimientos científicos, de humanismo y de ética y moral, por tanto los argumentos que utilizan para sus campañas y propuestas políticas están basados en mentiras y falsas teorías conspirativas, o sea, son ignorantes, no están en capacidad de gobernar.

Después de 80 juicios y de las declaraciones de cientos de funcionarios de los departamentos electorales de los 50 Estados de la Unión; ratificados por decenas de jueces, todos de ambos partidos, republicanos y democratas, quedó establecido como una verdad irrefutable que no hubo ninguna falla ni fraude en el proceso electoral del año 2020 que le dio el triunfo al presidente demócrata Joe Biden. Fueron unas elecciones limpias y transparentes.

La grandeza del sistema democrático de los Estados Unidos radica en la estabilidad de sus instituciones y de la independencia de las ramas del poder público; el ejecutivo, el legislativo y el judicial.

Hasta la llegada al poder de un personaje con el síndrome de Dunning-Kruger quien se declara ser el mejor y el único capacitado para gobernar valorándose por encima de todos los demás, las instituciones sobre las que se había construido el sueño americano habían mantenido su estabilidad siguiendo a George Washington, quien dio ejemplo de cuándo saber que su mandato como presidente había terminado y de que su deber era contribuir al pacífico y respetuoso cambio de mando presidencial cada 4 años, tradición que se había mantenido desde entonces

Esta tradición tiene protocolos como el respeto público a las demás personas, sobre todo si son funcionarios en alguna de las ramas del poder público o de la prensa. ¿Qué podemos decir, de alguien acostumbrado a poner apodos insultantes y discriminatorios al 99 % de las personas a las que se refiere?

Pero este personaje cuando llegó a presidente se negaba a darle la palabra a ciertos periodistas durante sus peculiares ruedas de prensa si pertenecían a alguna cadena donde le habían hecho alguna crítica:

 "Tú no, tú no... tu organización es terrible... silencio... Ella está haciendo una pregunta no seas maleducado", le decía Trump a un reportero de CNN que protestaba porque no le daba la palabra después de criticar duramente a su medio  No te voy a dejar hacer una pregunta. Tú representas las 'noticias falsas', sentenció el entonces presidente de Estados Unidos. Estaba visiblemente enfadado por haber mencionado si Rusia tenía información que lo comprometía:

Trump calificaba de "caza de brujas" los reportes no confirmados de que Rusia tenia información comprometedora sobre él.

Tuvo una oferta de negocio por US$2.000 millones con un empresario de Dubai, se dice que para no comprometer su cargo público y sus intereses privados. Sin embargo, hizo énfasis en que como presidente no tenía la obligación de abandonar sus negocios pues la Constitución de Estados Unidos lo permite, no obstante, traspasó el manejo de sus compañías a sus hijos Don y Eric a partir del 20 de enero, cuando asumió la presidencia, pero todos sabemos que nunca respetó esas normas éticas y morales. Su gobierno demostró un grave conflicto de intereses, que no ha sido aclarado. También señaló que todos los beneficios que obtuvieron sus hoteles de huéspedes de gobiernos extranjeros serían donados al Tesoro de Estados Unidos. Nunca sucedió tal cosa, por el contrario hizo numerosos negocios usando sus hoteles para cuestiones gubernamentales y pasando la cuenta al gobierno.

Por otra parte afirmó: "Creo que el responsable del 'hackeo' fue Rusia pero creo también, que otros países nos 'hackean'. Formaremos una defensa con grandes mentes informáticas".

 

Tampoco sucedió, por el contrario, se pudo comprobar la injerencia rusa a favor de Trump hackeando la privacidad del Partido demócrata y de varios departamentos electorales en varios Estados y durante su mandato y aún hoy continúa defendiendo a Putin y demostrando admiración, aún después de la invasión a Ukrania. Admira a un dictador sin reservas. Los investigadores y críticos de Trump señalan las filtraciones de correos electrónicos del Partido Demócrata como uno de los factores clave en su victoria en las elecciones del 2016

Los servicios de inteligencia de EE.UU. acusan a Putin de ordenar ayudar a Donald Trump a ganar las elecciones con ciberataques.

Durante meses, Trump desestimó la verosimilitud de los reportes de que autoridades rusas pudieran estar detrás de los piratas que accedieron a las cuentas de correo del Comité Nacional Demócrata. La lista de mentiras es interminable:

Insistió en que su política de inmigración pasaría por construir un muro en la frontera con México y que haría que ese país ‘reembolsara’ el costo, pero nunca se vieron ni se verán tales cosas.

El presidente mexicano de entonces Enrique Peña Nieto insistió en que su país no iba a pagar por el muro de su vecino del norte:

"En ningún momento aceptaremos nada en contra de nuestra dignidad como país, ni de nuestra dignidad como mexicanos", dijo, "México, por supuesto, no pagará" y, así sucedió.

En materia de relaciones internacionales, afirmó: "Tenemos una relación horrible con Rusia. Si le agrado a Putin, eso es una ventaja y no una carga. Ellos nos ayudarán a combatir al Estado Islámico" criticó la situación de las relaciones entre el gobierno de Obama y el de Vladimir Putin, con quien dijo él, en cambio, esperaba llevarse bien.

Durante la campaña presidencial, el mandatario ruso elogió a Trump como "un hombre muy valiente y talentoso", y el estadounidense respondió que mientras dijera cosas agradables sobre él, respondería en los mismos términos.

En cuanto a la salud para el ciudadano común, prometía algo que nunca logró en sus 4 años. "Se sentirán orgullosos de lo que vamos a hacer en contra del Obamacare. 

Desmontar la reforma sanitaria impulsada por el presidente Barack Obama fue uno de los objetivos principales de Trump desde que emprendió su candidatura presidencial. La pandemia del Covid y su negativa a reconocer la ciencia le costaron caro. Ha calificado como "un total y absoluto desastre" el programa gubernamental, que amplió la cobertura sanitaria a 20 millones de personas en Estados Unidos.

Al abordar el tema del reporte de inteligencia que señalaba que Rusia tenía información comprometedora sobre Trump, no lo negó y afirmó que era un escándalo que la información se hubiera filtrado.

‘Seré el mayor productor de empleos que Dios creó’, decía en la introducción de sus primeros discursos Trump enfatizó en que su política económica se centraría en la creación de empleo y habló de que las compañías de automóviles volverían a instalar sus fábricas en territorio estadounidense.

Nada de eso sucedió. Su cuatrienio fue un desastre económico y ha sido de nuevo un demócrata: Joe Biden quien ha salvado la economía, como en el pasado. 

Cuando Bush padre entregó el país en bancarrota Bill Clinton, lo rescató con ocho años de éxito económico; cuando Bush hijo entregó el país en medio de la peor crisis económica de la historia en una recesión que rememoraba los años 30; Barack Obama salvó la industria automotriz y toda la economía.

La historia se repite. Los republicanos entregan el país en bancarrota y los demócratas lo salvan

Ahora nosotros somos los encargados de salvar la democracia. Un falso profeta vende biblias mientras asiste a una corte para pagar por los daños causados a una servidora sexual y se autoproclama el más capacitado para gobernar, cuando ya ha probado que es un fracaso. No ha pagado impuestos, ha defraudado a los bancos y al Estado, incitó una insurrección que destruyó parcialmente el capitolio, atentando contra las instituciones democráticas que pretende acabar el primer día de su próximo mandato si es que gana.

¿Cómo es posible que el partido republicano siga apoyando a un personaje con este mencionado dañino síndrome como es el Dunning Kruger? 

La única explicación para este fenómeno de retroceso es, que el sistema educativo en muchas áreas rurales y en el centro del país es mediocre, no de otra manera podría entenderse que una población que se dice conservadora, de valores cristianos y familiares; escoja a alguien que no los representa en absoluto. Es incomprensible. Solo se nos ocurre mencionar a Shakespeare: cuando decía: ‘algo se pudre en Dinamarca’… y algo se pudre en los Estados Unidos cuando la campaña presidencial ha llegado al bajo nivel y a la polarización en que nos encontramos. 

Nos vemos obligados a continuar pidiendo a nuestros ciudadanos conscientes y educados que voten por los demócratas y Joe Biden para salvar nuestra democracia.

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Luis Miranda

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