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SILLAS VACÍAS

Por Carlos Madama - Buenos Aires, Argentina.

Argentina, a pesar de todo

Argentina es un país rico por donde se lo mire. A través de los 2.795.677 kilómetros cuadrados de superficie, brotan permanentemente posibilidades de progreso que los políticos se  encargan de destruir para colmar  sus ambiciones personales, que no son precisamente las que benefician al pueblo en general.

Así y todo, la generosidad del suelo hace que los corruptos pasen desapercibidos o al menos no se sientan tan culpables ante sus miserables actitudes.

Distintos trabajos dados a conocer por entidades privadas y el mismo gobierno presidido por Javier Milei, hablan a las claras del desastre moral y económico que dejó el mandato de su antecesor Alberto Fernández y gran parte de su séquito.

Obras anunciadas rimbombantemente y que nunca siquiera empezaron a ejecutarse y otras abandonadas por la mitad y en ambos casos con el cien por cien del contrato pagado a las empresas que deberían haber hecho el trabajo. Adjudicaciones en la nebulosa que luego volvían en regalías a los mismos que les daban las obras y otras maniobras obscenas que con solo conocerlas provocan nauseas.

Estos delirios también se habían dado en las distintas reparticiones públicas con infinidad de cargos otorgados a familiares, punteros políticos y otras yerbas. Un sinnúmero de oficinas con nombres larguísimos y que nunca sirvieron para nada. Allí se cobijaban todos los que a cambio de un salario muy generoso, estaban siempre y a cualquier hora a disposición para cumplir las órdenes superiores y decir presente en cada acto organizado para agrandar sus egos.

La militancia tenía su premio que pagábamos todos los habitantes de este suelo. Bolsillos llenos de corrupción, de plata sucia y de sonrisas socarronas ante la impunidad manifiesta.

A pesar de todas las investigaciones conocidas hasta el momento, todos saben que hay muchos más “muertos” debajo de las baldosas. Que tantos años de gobierno les ha dejado a sus protagonistas un bienestar pocas veces visto, mientras que los habitantes honestos seguimos padeciendo las penurias del país que dejaron para nosotros y que evidentemente no es el de ellos.

Saber hasta dónde llegó tanta corrupción es una de las prioridades del actual presidente y de su gabinete. El tiempo sabe de estas cosas y nunca se sabe cuándo puede haber nuevas revelaciones que momentáneamente están escondidas en quién sabe qué lúgubre lugar.

Como si fueran Blancanieves o algún otro de los personajes de una ficción inventada, los autores de esos negociados, incluido el mismísimo Fernández, se pasean horondos por la vida aprovechando el tiempo para criticar a quienes se han tenido que encargar de soluciones sus pobres gestiones.

Hay una frase que circula desde hace años en Argentina, y que dice “Acá tiras unas semillas al costado de una ruta y a los pocos días está todo sembrado” lástima que muchos se hayan abusado de dicha sentencia…

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